Alguien
abre la puerta y me cede el paso. Alguien me concede su lugar en la
fila del supermercado. Alguien devuelve algo extraviado. Me doy cuenta
de que eso me sorprende... Y es que este siglo XXI es un tiempo en el
que hacer lo correcto, pareciera ser la excepción, ¿no?
De modo que causa cierto asombro. Incluso los medios difunden como
noticias hechos que antes eran comunes y hasta lo esperado. Vivimos otra realidad, diferente.
Las buenas acciones solían ser la norma, solían ser reacciones de "buena gente". Encontramos que, hoy en día, nos
sorprende la cortesía, la generosidad y la bondad espontánea porque eso ya no es tan usual. Se está convirtiendo en excepción. No debiera serlo.
No debe ser algo inusual ser amable y gentil. Ser "buena gente", tampoco. Debiera ser lógico y normal. No debemos transigir en esto: en cuanto dependa de nosotros, esforcémonos en seguir siendo personas que aman el bien y hacen lo bueno. Inculquémoslo a los hijos a los nietos, como valores primordiales para sus vidas y que no se acostumbren a ver lo malo como normal, porque no lo es. Como sociedad tampoco nos hace bien aceptar la falta de respeto, la descortesía y la grosería como algo normal. Socava los cimientos de la sociedad y la cultura misma.
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