Mantengamos firme nuestro estandarte de paz.
Que este siglo pueda identificarse como un tiempo en que, a pesar de todo, las mujeres mantuvieron intacta su esencia y su valor.
Somos tesoros preciosos. No dejemos que nada contamine nuestra identidad innegociable: somo Mujeres. Irrepetibles, valiosas en nuestras diferencias que nos hacen únicas, íntegras, con propósitos, con vidas que transmiten vida y no muerte.