miércoles, 14 de diciembre de 2022

No somos iguales

Hoy en día pareciera que la antigua competencia hombre-mujer ha quedado un poco de lado, desplazada por otras peculiares ocurrencias pos modernas. Claramente, las mujeres dejamos histórica evidencia de que podemos realizar prácticamente las mismas actividades y ejercer las mismas profesiones que los hombres, con un desempeño igual o incluso mayor. Sólo la limitación física, distintiva y propia de cada género, hace la diferencia.

La igualdad de derechos es indiscutible. Deberían ser innecesarias las competencias. No necesitamos probar que somos iguales a los hombres. Primeramente, porque no lo somos. En segundo lugar, porque esas diferencias constituyen "nuestros puntos fuertes". Tercero, porque en la aceptación de uno mismo, conforme al sexo biológico conque fuimos creados, está la verdadera identidad que nos da plenitud. Sé que esa expresión a muchos puede sonarle simplista y "arcaica". Pero, en resumidas cuentas, así es. Me permito decir que nadie será tan pleno como quien es lo que Dios lo hizo, y vive conforme a su voluntad. Punto discutible para muchos, lo sé. Sin embargo, no por eso deja de ser verdad.

La frase sanmartiniana se me ocurre aplicable: "Serás lo que debas ser, si no no serás nada". ¿Cómo podría alguien ser feliz y pleno si se aparta del amor y del propósito del Creador? El potencial que Él nos da a cada uno se dispersará vanamente en cosas fútiles y sin trascendencia si vivimos lejos de Él.

Y estoy segura, absolutamente, que quienes se han ido lejos de Dios, por la razón que fuere, intuyen en su interior que la respuesta que buscan no es por ahí, no es de esa manera. Y quienes aun han intentado llenar su vacío buscando otra identidad, no lo lograrán así. Porque el vacío sólo lo llenará Dios, nuestro Creador. Sólo Él. Sólo su amor. Solo su presencia. Podés negarlo y estás en tu derecho. Pero te animo, te aliento a que busques la Verdad y la Vida, el Camino. Jesús jamás te decepcionará. Revolucionará tu existencia y creyendo en Él conocerás lo que es una profunda y real transformación y lo que es vivir en una genuina libertad.

Concluyo con lo siguiente: No te conformes con menos que la verdad. No te conformes con una vida vacía, de excesos, solitaria, oscura y triste -porque sin Dios así es- cuando Dios mismo te ofrece una vida plena y la vida eterna. Comprobalo por vos misma. Decidí por vos misma. Se trata del destino eterno y eso es algo que no podés delegar a otros: depende de vos.