Podrán imitarnos, podrán parecerse, podrán intentar siquiera asemejarse, podrán hacer lo humanamente posible por tratar de ser como nosotras, pero nunca podrán tener nuestra esencia: la esencia de mujer. La característica significativa, distintiva e intrínsecamente propia de la mujer, es su esencia. Y eso no se compra, no se inventa, no se adquiere,no se fabrica: es innato, se trae de nacimiento, porque es dado por el Creador Supremo, nuestro Dios.
Te invito a reflexionar sobre esas características que nos distinguen como mujeres. A buscar y reconocer en vos misma esas cosas tan nuestras que nos definen y nos dan un valor especial porque son propias.
Las cosas que nos hacen ser lo que somos. Incluso los talentos y aptitudes, los rasgos de la personalidad que reflejan el alma de la mujer.
Mujeres de verdad. Mujeres de bien. Mujeres reales. Mujeres con propósitos claros y trascendentes.
¡Sí, chicas! ¡Somos eso y mucho, mucho más!
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